jueves, 21 de agosto de 2008

Capítulos VI y VII del libro de los muertos.

La mágicas figurillas
¡Figurilla mágica, oh tú, escúchame! He sido condenado a ejecutar trabajos de todas clases, he sido convocado; en el Más Allá, esos que obligan a hacer a los Espíritus de los muertos; ¡oh Figurilla, sabe pues que debes obedecer al hombre en su necesidad, puesto que ahora posees ya útiles! Serás tú condenada en mi lugar, apréndelo pues, por los vigilantes de Duat; a transportar arena, a sembrar los campos, a llenar de agua los canales de Este hacia el Oeste ...(Responde la Fifurilla): -Espero tus ordenes...Me tienes aquí...
El paso a espaldas del abominable Apopi
¡Oh tú, que vives, nefasta criatura de cera, para la destrucción de los débiles y de los desamparados! ¡Aprende que yo soy débil! ¡No soy un alma desfalleciente y agotada! ¡No podrán penetrar tus venenos en mis miembros! ¡El cuerpo de Tum es mi propio cuerpo! ¡Y tampoco las angustias de la agonía de no sentirte tú mismo agonizar, podrán alcanzar mis miembros! ¡Porque en medio del Océano celeste yo soy Tum! ¡Y todos los dioses, en verdad, me protegen eternamente! ¡Es un msiterio mi Nombre!; eternamente, mi morada es sagrada. ¡A los jueces Infernales, ya no tendré que afrontarlos más, pues acompaño en adelante al propio: Tum! ¡Yo soy poderoso! ¡Muy poderoso!

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